jueves, 2 de junio de 2016

Noviembre‎ de ‎2014

¿Qué es lo correcto?

Me pregunto eso una y otra vez, cansada de pelear
por algo que sabemos que no va a funcionar.
Es una extraña sensación, quiero mantenerme cerca de ti
porque te extraño, supongo, aún sabiendo todo el daño que eso comportará.
Perdí la ilusión del primer día, de que todo se arreglaría con el tiempo.
¿Y qué decir si soy incapaz de comportarme como un fénix?
Los errores me pesan y no se van, yo me estanqué en un pasado
y tú dejaste de sonreir.

viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Oportunidad perdida?

Encontré lo que llevaba tiempo buscando y lo dejé escapar. Tal vez no lo hubiese conseguido de todas formas pero...¿quién sabe?
Todo se reduce a una sala en la que trabajamos día tras día durante una semana. Se chilló, retumbaron las paredes, se dijeron secretos y cotilleos, en resumen, era una sala llena de música, alegría y gente increíble. Es curioso como se pueden conocer a las personas en poco tiempo...a veces, entre trabajos y comidas. Y yo, quien siempre se ha quedado atrás respecto a los demás, volví a hacerlo. Toqué las nubes con las manos, mi esperanza cruzaba el atlántico y daba la vuelta, me sentía realmente bien; mas, para ellos, yo sólo estaba allí porque tenía que estarlo. No dije nada, no compartí mis secretos ni mis penas y, como consecuencia, no se acordarán de mí, no como a mí me gustaría.
Hoy es un día de luto, vuelvo a estar sola dejando las oportunidades pasar, viendo como se crean amistades que parecen durar toda una vida, como el mundo crece sin mí...

¿Puedo cambiar el destino y volver a esa sala?

jueves, 22 de octubre de 2015

Un beso recién hecho y un café

Allí estabas, de pie, recién levantada y despeinada. Ronroneaste al verme mientras venías hacia el sofá. Te sentaste en él y me abrazaste por la cintura, apoyando tu cabeza sobre mi esternón. Vestías un pijama, compuesto por una camiseta vieja y unos leggins naranjas. Yo llevaba puesta tu camisa del día anterior, varias tallas más grande que la mía; tuviste que admitir que me quedaba mejor que a ti. Me besaste sonriendo, y no hablo de un pico como los que se dan las parejas al verse, no, yo pude notar tu calor, tus ansias, tu felicidad y tu delicadez ante mí, como una leve caricia rozando mis labios.
Al cabo de un rato fuiste a la cocina. Ibas dejando
una estela de ese fuerte olor a café recién hecho tras de ti por toda la casa. Normalmente no me gusta el café pero quedaba tan bien contigo...

En ese tranquilo momento no pude evitar cerrar los ojos y soñar despierta... deseaba que hoy fuera viernes; o el día en el que nuestras manos se juntaron por primera vez. Quería ir contigo a pasear esta noche, tomar el limón directamente de entre tus dientes y que la sal fueran tus ojos que curan mis heridas. O seguir en pijama y acurrucarnos en el sofá viendo los últimos episodios de Doctor Who o Big Bang Theory. Que lloviese para poder abrir las ventanas y que entrase el olor a hierba mojada o, ¿por qué no?, salir al balcón a bailar bajo ésta. Cocinar ensuciándonos, abrazándonos por la espalda, y acabar cenando pizza, con mucha cebolla y orégano como a ti te gusta, como si no hubiera un mañana...

lunes, 19 de octubre de 2015

Ya era tarde

Llegué tarde. Iba a recogerla en las estación de Sants y tuvo que esperarme sentada con sus maletas un cuarto de hora. Me dio mucha vergüenza. No era la primera vez que íbamos a vernos después de chatear tanto en la distancia, pero lo parecía. Los dos sabíamos que todo sería distinto esta vez.
Recuerdo su mirada ardiente, el abrazo cálido que me dio nada más verme, su sonrisa estallando de alegría de oreja a oreja mostrándome sus dientes que tan acomplejada la tenían. Seguía avergonzado pero me sentía bien estando a su lado, no había nada que temer.

Le dí la mano y recogí una de sus maletas. Ella se quedó con una pequeña mochila que cargaba en su hombro con todos sus cacharros de fotografía que tan feliz la hacían. Sólo iba a estar en Barcelona durante dos días porque tenía que volver a Toledo por temas de trabajo. Quería exprimirla a besos, hacerla mía y sólo mía hasta el último segundo de su estancia.

Fuimos directos al hotel, a las afueras de la ciudad, para que pudiese darse una ducha. Ojalá hubiese entrado yo con con ella... Al salir me preguntó que si mañana podría enseñarle Barna y me dijo que me invitaría a comer para recompensarme por el esfuerzo. No pude decir que no a una oferta tan buena. Conocía pequeños rincones de la ciudad que le hubiesen gustado mucho.

Recuerdo... -me empieza a faltar el aire- recuerdo que cuando por fin nos vestimos era ya de noche, había una luna llena que empezaba a subir y se reflejaba en su pupila cada vez que ella la miraba y me abrazaba. Resaltaba así sus potentes ojos marrones. Anduvimos media hora hasta llegar a un pequeño pub donde yo solía acudir con mis amigos. Nos tomamos una copa, reímos, se unieron unos cuantos amigos míos a la conversación, ella estaba feliz...todo iba perfecto. Se aproximó a mi oreja, la acarició y susurró que estaba cansada por el viaje, que debíamos volver al hotel.

Claro...le dije que sí, le pregunté si prefería coger un taxi para no tener que andar tanto a esas horas de la noche hacía el hotel. Me sonrío con tal delicadeza que soy incapaz de describir...era perfecta.

Y fue entonces...un coche invadió el carril por donde circulábamos nosotros y destrozó el taxi. -Empiezo a sollozar como si no hubiese un mañana- Perdí la conciencia unos segundos, tal vez minutos. Cuando volví en mí, la abracé. Estaba fría, ensangrentada...no puedo sacarme esa imagen de la cabeza. Los latidos que empezaban a acelerarse en aquel pub, habían desaparecido por completo. Ella se había ido.
Toda mi vida acabó en ese mismo instante.

jueves, 15 de octubre de 2015

Un día dura tres otoños

No sé cómo ni por qué, siento mi alma abriéndose, inconscientemente y sin que pueda evitarlo, permitiendo entrar en ella un millar de pensamientos, recuerdos y risas. Y eso sólo significa que lo echo de menos. No quiero estos pensamientos en mí aunque no me desagrada tenerlos. Y sin desearlo me veo sonriendo como una niña pequeña sin motivo aparente y, de repente, algunas lágrimas brotan de mis ojos humedeciéndome las mejillas.

Y es que ya vuelve a ser otoño, un otoño melancólico capaz de describirte mejor que yo; se puede necesitar una gruesa chaqueta al salir de casa o puede hacer un calor abrasador; es totalmente impredecible, como tú, cosa que admiraba.
Maldigo cada metáfora que comparaba contigo, cada bocanada de aire que expulsaba con ilusión para que notases que aún seguía aquí. Y sí, voy a salir a gritar a los cuatro vientos que te extraño.



Sin ti, un día dura tres otoños. 

—日三秋 es una expresión china que se utiliza cuando uno echa de menos a alguien. Se dice que, entonces, un día dura tres otoños.

miércoles, 26 de agosto de 2015

No puedo.

Debería dejar de engañarme, es hora de volver a sentir en vez de fingir. Quiero desprenderme ya de la coraza que utilicé inútilmente para protegerme de ti.
Te sigo queriendo por mucho que duela; por mucho que me duelas.
Y seguirá siendo así aunque sepa que nada volverá a ser como antes. Aunque no podamos tener otra oportunidad.

Podría decirte todo lo que siento.
Que tienes la sonrisa más bonita que he visto.
Que en verdad me gusta tu color de ojos.
Que me enamoraba cuando intentabas arreglarte sólo para mí.
Que te quiero con todos tus errores y tus cicatrices.

Pero no puedo hacerlo.

Fuiste el titiritero que necesitaba este títere roto y desolado, nada pudo haberme hecho más feliz en ese momento que simplemente tú.
Voy a serte sincera: sigues sin desaparecer de mi cabeza ni unos segundos. En ella continúas andando moviendo tus caderas desordenándome los pensamientos más lógicos volviéndolos confusos. Como siempre antes hacías. Y he de admitir te echo mucho de menos.

jueves, 6 de agosto de 2015

Recuerdo, y a pesar de todo.

Recuerdo aquel día hablando de nuestros miedos sentadas en un banco en medio de la Ciudatella, de nuestra primera cita podríamos decir.
Recuerdo cuando, con la excusa de tener frío, me acercaba más hacia ti para poder abrazarte. Notábamos que una ligera brisa mediterranea recorría nuestros brazos, alejadas de la ciudad, donde tuve la sensación de que sólo nosotras existíamos en aquel puente.
Recuerdo caricias escondidas y mensajes llenos de timidez donde se encontraban dos corazones que empezaban a abrirse.
Recuerdo tardes enteras en las cuales, para mí, sólo existían tus ojos verdes y unas mejillas enrojecidas. A la luz de la luna, pensando en llegar tarde a nuestras casas, las bromas, los celos y las risas al lado del puerto de Barcelona nos inundaban.
Recuerdo ver tu película favorita en tu cama y disfrutar viendo como todas esas canciones y escenas te emocionaban una detras de otra.
Y a pesar de todo, para ti, los malos momentos pesaron más. La verdad, siento no haber podido hacerte más feliz.

sábado, 20 de junio de 2015

Sólo me queda volver a decir adiós

Tiendo a olvidar que te dije adiós, un adiós erróneo que tú aceptaste como rotundo. Sigo pensando en un futuro donde sea lea un 'nosotros', con nuestras peleas, con tus sonrisas y mis mariposas, con nuestras caricias... Con todas esas palabras dulces que al final se quedaron desconsoladas y afligidas en el aire sin encontrar destinatario.


Por las mañanas, mi almohada suele estar húmeda de las lágrimas por culpa del insomnio que tengo al recordar: si cierro los ojos, te imagino a mi lado, como en un principio, sin tantos errores con los que cargar. Ojalá esos sueños duraran más, ojalá no dolieran tanto. 

Maldigo a cada hora la gota -ínfima e innecesaria- que colmó el vaso y que consiguió que me diese por vencida. Cierto, el rencor pudo conmigo pero más cierto es que estando contigo cualquier pena desaparecía, se ocultaba entre tantas risas sinceras.
Y, lo admito, lo echo de menos, te echo de menos. Mas sé que nada volverá a ser igual.

viernes, 19 de junio de 2015

Página

Piensa que ha pasado página, que está preparada para empezar a escribir una nueva historia. Mas sólo se engaña. Deja pasar hojas en blanco, con suaves tonos de lamentos, esperando a que algo ocurra para tener una excusa y seguir con la misma historia, con la misma persona equivocada.

"Mañana será un nuevo día, con un nuevo propósito. Poco a poco iré abandonando este delgado libro, con los sueños y las historias no vividas guardadas dentro de él, cerrado con candado, la llave del cual tiraré dentro de un río lejano de mi hogar para evitar que cualquier sentimiento vuelva a resurgir". Tal vez ahora me esté auto-engañando yo misma, ¿pero qué remedio?

lunes, 15 de junio de 2015

Nadie

Me siento como una gota de agua en medio del desierto. Siento ser un caos en un mundo donde no hay lugar para los errores.
No tengo a nadie con quien hablar, sólo me queda un trozo de papel. A él le puedo confiar mis secretos, cuando lloro, mis pequeñas alegrias, a quien amo, a quien odio, mis disgustos, mis daños...es a lo único que puedo explicarle el porqué hago una cosa o porqué me siento de otra.